¿Por qué el sexo en la primera cita todavía está estigmatizado?

Spoler alert: no es bueno, ni es malo, el sexo en la primera cita sólo debe ocurrir si ambos están de acuerdo, sin presiones y sin obligaciones

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¿Por qué el sexo en la primera cita todavía está estigmatizado?

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El sexo en la primera cita sigue siendo un tema que genera opiniones intensas, como si se tratara de una decisión moral y no de un acuerdo entre dos personas adultas. Aunque hablamos de una época en la que celebramos la libertad sexual, la autonomía y el consentimiento, el estigma permanece porque está sostenido por ideas antiguas que aún no terminamos de desmontar.

Una de las razones más evidentes es la doble moral de género. Aún existe la expectativa —implícita o explícita— de que las mujeres demuestren “cautela”, mientras que a los hombres se les permite la espontaneidad sin consecuencias sociales. La narrativa tradicional sigue insinuando que una mujer “responsable” espera, mientras que un hombre “normal” actúa por deseo. Este juicio desigual no tiene fundamento emocional ni ético, solo reproduce ideas viejas que condicionan la libertad de decisión.

Otro motivo es el miedo al juicio social. Muchas personas no temen al acto en sí, sino a cómo serán percibidas después. ¿Pensará que soy fácil? ¿Creerá que no me tomo en serio? ¿Me dejará de buscar? Estas preguntas siguen vivas porque la cultura tiende a asociar el sexo con valor personal, como si el cuerpo fuera una moneda de prestigio o una carta de presentación que determina si “mereces” algo más que un encuentro casual. El problema no es tener sexo en la primera cita; es el peso que se le asigna.

También influye la idea de que el sexo temprano “arruina” la posibilidad de una relación. Todavía se repite el mito de que esperar crea profundidad emocional, cuando la realidad es mucho más diversa: hay parejas duraderas que tuvieron sexo el primer día, y parejas que esperaron meses sin lograr una conexión real. La intimidad no tiene fórmula. Tiene ritmo, lenguaje propio y una sincronía que aparece de distintas maneras.

A eso se suma el miedo a la vulnerabilidad. Abrirse físicamente implica abrir un fragmento emocional, y no todas las personas se sienten preparadas para hacerlo con alguien que apenas están conociendo. Este temor es válido, pero distinto del estigma: tiene que ver con límites personales, no con reglas sociales heredadas.

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¿Y tú qué opinas sobre el sexo en la primera cita?

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Finalmente, el estigma permanece porque muchas veces no hablamos de lo más importante: el consentimiento informado, la seguridad emocional y la claridad de intención. Cuando estos elementos existen, la primera cita puede ser tan significativa —o tan ligera— como ambas personas decidan. Cuando no existen, cualquier encuentro sexual pierde sentido, sin importar la fecha.

El sexo en la primera cita no define quién eres, ni determina la calidad de una relación futura. La única pregunta relevante es si lo elegiste desde la libertad, el deseo auténtico y un acuerdo claro. Lo demás son ideas antiguas que vale la pena soltar.

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