¿Es normal no tener ganas de tener sexo a veces? Esto dice la ciencia

No siempre tu deseo sexual estará al máximo y eso está bien. Te explicamos por qué es común y qué factores influyen

Mujer joven pensativa en su habitación, cuestionando su deseo sexual

¿No tienes ganas de tener sexo últimamente? Esto es lo que debes saber

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Hay días en los que simplemente no estás “en el mood”. A veces, incluso semanas. Independientemente de si amas a tu pareja, te atrae, o no hay nada “raro” en tu relación, a veces simplemente tu deseo sexual no aparece por ningún lado. ¿Te ha pasado? Si sí, tranquila, es más normal de lo que crees y aquí te contamos por qué pasa.

¿Qué tan normal es no tener ganas de tener sexo? Aquí te explicamos

Empecemos por entender que el deseo sexual no es una constante. No es algo que está “encendido” 24/7 ni debería estarlo. A lo largo de tu vida, tu cuerpo, tus emociones y tus circunstancias influyen muchísimo en cómo y cuándo se activa. Así como hay días en los que tienes más energía para socializar o hacer ejercicio, también hay días en los que el deseo simplemente se apaga, sin que eso sea sinónimo de un problema.

Muchos estudios, como los publicados por la Mayo Clinic, explican que factores como el estrés, el cansancio, los cambios hormonales o incluso ciertos medicamentos (como anticonceptivos o antidepresivos) pueden disminuir la libido de forma completamente natural. Y seamos honestas, la vida adulta puede ser (muy) agotadora. Entre trabajo, pendientes, presiones personales y ansiedad general, a veces lo último que quieres es tener sexo.

También hay un componente emocional. Si tu relación atraviesa una etapa complicada, si te sientes desconectada emocionalmente, o si estás lidiando con inseguridades sobre tu cuerpo o tu autoestima, es lógico que el deseo se vea afectado. No es que estés mal. Es que eres humana.

Ahora bien, ¿cuándo vale la pena “alarmarse”? Si esta falta de deseo sexual te genera angustia, te hace sentir desconectada contigo misma o con tu pareja, o se prolonga por más de seis meses, podría ser momento de hablarlo. No porque estés “rota”, sino porque tu bienestar importa, y existen recursos para acompañarte.

Cuidar tu descanso, hablar de lo que sientes, conectar contigo misma a través de prácticas como la meditación o incluso las lectura erótica, revisar tu salud hormonal o ir con una terapeuta sexual, son acciones totalmente válidas para entender qué está pasando.

Y si después de todo eso sigues sin ganas, tampoco es el fin del mundo. Tu valor no está ligado a cuánto sexo tienes o deseas. A veces solo estás en una etapa distinta, y respetarla también es amor propio.

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