Seamos honestas, cuando se trata de hablar de temas complicados, es común que lo evitemos lo más posible, en especial cuando se trata del desempeño sexual de nuestra pareja. Pero no por evitar una conversación incómoda vamos a poner en segundo plano nuestro placer. Porque, por extraño que parezca, la comunicación sexual también es una forma de intimidad.
Según expertos en terapia de pareja como los del Kinsey Institute y The Gottman Institute, una de las bases más importantes de una vida sexual satisfactoria es la capacidad de hablar honestamente sobre lo que se disfruta y lo que no.
Cómo hablar del tema sin que sea un desastre
Empecemos por dejar muy en claro que no se trata de señalar ni humillar, sino de crear un espacio seguro donde los dos se sientan cómodos de compartir y escuchar. Algunos consejos que te podrían ayudar a lograr esto son:
Escoge el momento adecuado
No lo hagas justo después del sexo ni durante una pelea. Busca un momento tranquilo, donde ambos se sientan relajados y la conversación no vaya a tomar por sorpresa a ninguno.
Habla desde tu experiencia
Evita frases como “lo haces mal” o “nunca me haces llegar al orgasmo”. Mejor enfócate en lo que te gustaría explorar o sentir.
Ejemplo:
“Hay algunas cosas que me gustaría probar contigo para disfrutar más los dos, ¿te interesa?”
Sé específica sin ser hiriente
En vez de dar una crítica al aire, da pequeñas pistas con un enfoque positivo.
Ejemplo:
“Me encanta cuando vas lento; me gustaría que lo hiciéramos así más seguido.”
Hazlo algo de ambos
Plantea la conversación como una mejora para ambos. Puedes decir:
“Quiero que los dos disfrutemos más. Siento que podríamos intentar cosas nuevas juntos.”
¿Y si se lo toma mal?
Es completamente normal y posible que lo llegue a tomar a mal, incluso si los roles fueran al revés. Pero si tu pareja está realmente comprometida con tu bienestar (y el suyo), eventualmente lo agradecerá. Recuerda que el silencio nunca mejora el sexo, pero una conversación honesta sí. Y si notas que no está dispuesto a escucharte o te hace sentir culpable por expresarte, esa también es una red flag que no debes ignorar o minimizar.
Al final del día, decirle a tu pareja que no estás satisfecha en la intimidad no es fácil, pero es necesario. No estás siendo cruel ni exigente, estás buscando conexión, placer y bienestar compartido.