Hablemos de “una botella de rosé por tener sexo contigo” y otras vergonzosas propuestas (y muy fuera de lugar).
El lado amargo de ser sex positive es que se piensa que te quieres follar a medio mundo y que eres fácil de convencer... Por Dafne Ruiz “¿Cuánto por tener sexo contigo? ¿Tres mil pesos?”. No sé qué me ofende más; si recibir DMs con propuestas de ese tipo o que la cantidad haya sido tan baja. Vaya, a Erin Grant (Demi Moore) en Striptease le ofrecieron dos mil dólares por un baile de una hora, y en Indecent Proposal un magnate le ofreció un millón de dólares por pasar una noche con él. Para mí, ese último número es todo menos indecente.
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No va a faltar quien me diga: “Pero es Demi Moore”, a lo cual puedo refutar que sé cuánto valgo y si tuviera que acostarme con alguien por dinero, no sería por esa ridícula cifra de tres mil pesos. El principal problema es que muchos hombres sigan creyendo que las mujeres a las que nos gusta “exhibirnos”, estamos rogando porque nos lleven a la cama.
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Después de haber creado mi cuenta en OnlyFans en 2020 (y que actualmente tengo totalmente abandonada), la gente supone que estás abierta a todo tipo de ofertas. Fue como haber entrado a una dinámica on demand. El “cuánto por esto, cuánto por lo otro” se convirtió en el pan de cada día. Había unas solicitudes bastante tranquilas; nada fuera del otro mundo, mientras que otras rayaban en el “no te alcanza, brother”. Fue tristísimo ver que hasta para lo que desean no están dispuestos a pagar lo que me parecía justo. Tal vez es el precio por no ser famosa. No me imagino que le regateen a una reconocida pornstar.
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Tomar las cosas con humor es la mejor estrategia -o lo único que queda por hacer-. “¿Cuánto por un par de fotos (nudes, por supuesto) y te deposito en el Oxxo?” ha sido una gran carcajada en el historial. O qué tal hace un mes cuando un surfer -que ama mandarme ya saben qué tipo de fotos no solicitadas- me extendió la siguiente invitación. Traducido del inglés: “Te invito a Huatulco la próxima semana; cinco días, todo pagado y en hotel top”. Yo: “¿Dónde estás ahorita?” Él: “En Fiji”. No es que sea sangrona (bueno, la neta sí), pero como bien se lo dije cuando rechacé el viaje, Huatulco ya conozco y Fiji no. Si de verdad quiere que vaya cual escort, mínimo que le eche ganitas. ¿No que les encanta presumir, demostrar su poder? Viven en la incongruencia total porque buscan sexo por intercambio, pero detestan a las gold diggers y sugar babies. A veces pienso que solo buscan hacerte enojar o querer humillarte, cuando en realidad los únicos que quedan como notables cheap men son ellos.
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Hay seguidores que ni siquiera tienen foto de perfil y te dicen que quieren todo contigo, desde masturbarte hasta cumplir fantasías (las de ellos, sobre todo). Para esas ocasiones lo que me encanta hacer es tirarle altísimo, caer en la categoría de “estás loca”: “un Lambo o un BMW nuevo, convertible”, “un depa en Venice Beach”. Ya no pido Loubs porque esos sí los pueden llegar a cumplir y qué miedo.
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Después de decir que no, nunca falta el ardido que pregona “A una brasileña o austriaca me la agarro por cinco mil pesos y tú te estás cotizando”. Bien por ti, man. Entonces deja de estar molestándome y no gastes tu tiempo en mí. Luego no falta el que te insulte, ya sea porque su ego que fue herido o porque fue hackeado por la novia/esposa/fuck buddy. Amiga, yo no tengo la culpa de que le guste, ok? Habla con él, conmigo no te metas. ¡Amor y paz!
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Creo firmemente que todo mundo tiene su precio en algún aspecto, no necesariamente sexual. Morales y principios de lado, todo dependerá de la situación. No estoy cerrada a propuestas, pero tienen que ser irresistibles (si se puede que sean relacionadas con mis pies, mejor). Mientras los que son celebs o modelos te quieren coger gratis (porque famosos que te están haciendo un favor), los demás mortales son un claro ejemplo de no tener idea de lo que es el valor y la inflación. Chicos, si van a lanzarse al ruedo, hay que hacerlo bien, no queriendo llevarme a Acapulco o depositándome menos de un doble dígito con más de tres ceros a la derecha.
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