Creí que el S&M iba a ser al estilo Fifty Shades... Me equivoqué

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Sígueme en Instagram: @MsDafneRuiz Bien dicen que las primeras veces tienden a ser muy diferente de como te las imaginas. Por supuesto que si además te meten en la cabeza una idea de cómo será, pues el choque con la realidad es todavía mayor. Así sucedió cuando quise meterme en el papel de Anastasia Steele, la protagonista de la trilogía Fifty Shades. Ya una vez escribí sobre qué se sintió salir con un Christian Grey, pero acepto que fue demasiado fresa, tal como la adaptación del libro de E.L. James a la pantalla grande. Meses después, sin buscarlo, pasó y con un nivel distinto. https://giphy.com/gifs/fifty-shades-of-grey-fsog-gifs-HPrPo68Fk7xHG Todo comenzó la noche en la que estábamos un productor de eventos y yo tirados en la cama después de una ardiente sesión de sexo (de las mejores que he tenido, por cierto). Nos preguntábamos sobre qué nos faltaba por hacer. Fui al grano: “Un ménage à trois… pero con dos hombres”. A diferencia de otros, él no se sacó de onda (es muy común que a la mayoría únicamente le excite la idea de llevarlo a cabo con un par de mujeres). Me dijo que ya lo había hecho, por eso conocía a alguien que podía unírsenos para cumplirme aquella fantasía. Para mi mala suerte, el día acordado llegó, pero no el organizador. ¡Adiós, trío! ¡Hola, desilusión! Así que como no me había maquillado en vano, ordené con Bravestarr (se parece a aquel personaje de la serie de dibujos animados) unos drinks. Platicamos por tres horas acerca de todo; qué tantas locuras se nos han ocurrido, por supuesto de nuestras respectivas bucket lists en viajes y por sorpresa, de cómo me he permitido explorar en el terreno sexual. Nos caímos bien y él estaba dispuesto a celebrar mi “libertad”. Luego llegó el momento de decidir si se prolongaba o no la velada… Maldito alcohol y maldito el instante en el que me prometió tacos. Tenía una idea de lo que podía pasar y acepté. En un principio, el foreplay iba del modo tradicional hasta que me pidió un blowjob. Detesto de sobremanera que la emoción de mi compañero sea tanta que empuje mi cabeza para presionar (conseguir) el deep throat, así que he aprendido a optar por ciertas posiciones para evitar que me ahoguen y controlar la situación (I take my time). Pero Bravestarr sabía sus trucos, por ello no necesitó de sus manos para cumplir con el anhelado objetivo a pesar de no contar con un miembro promedio sino LARGE. Luego de unos minutos y de sentir que me sofocaba, apareció su baúl de la diversión. https://giphy.com/gifs/fifty-shades-of-grey-G1CPP8I2tzXQ4 Más que un kit de sadomasoquismo, los primeros utensilios parecían pertenecer a uno de herramientas de construcción o de alpinismo: entre ellos una larga cuerda y esos plásticos que se usan para cerrar bolsas en algunos duty free. “¿Qué prefieres?”, me preguntó. GLUP. ¿Dónde estaban las esposas con plumas o pompones? ¿La clásica corbata o pañuelo? ¿En qué me metí? Valiente escogí primero ese plástico. Para mi sorpresa, la sensación de no poder zafarte, sentir que te corta la circulación no está padre; sin importar la confianza que le tengas a la otra persona. Cuando se percató de que no lo estaba disfrutando -por no decir que entré en pánico-, decidió cortarlo y usar la cuerda. Ningún alivio. Si bien fue menos traumático, seguía inmóvil. Vaya, me estaba acostando con un boy scout que aprendió a hacer tremendos nudos. Los últimos juguetes hicieron su aparición. Se trataba de un plug anal de modesto tamaño (¡gracias por la consideración, Bravestarr!) y de un fuete. Seguía atada en el que consideré un incómodo bondage, así que sólo quedaba encomendarme a la virgencita y a la palabra de seguridad: “pizza”. Cuando tuvimos que definirla partimos del hecho de que tenía que ser una que nos remontara a un lugar mágico, a la felicidad y qué mejor que esa, ¿no? Arrancó el juego de caricias, de palabras fuertes para dar paso a las nalgadas que poco a poco subían de intensidad. Remató, por supuesto, con el fuete. Al final grité pizza tantas veces que parecía hora de pedir una. Sé que esos moves son parte del encanto de esta práctica -que desafortunadamente no conseguí entender- así que Bravestarr se dio cuenta de que el juego ya no me estaba gustando por lo que decidió parar. Ya que me había acostumbrado a mi -cero sexy- contorsión. JA. ¿Lo volvería a intentar? NO. No estuvo cool sentir miedo. Aunque me considero una persona coqueta en extremo, atrevida, desinhibida, muy sexual, tengo que aceptar que no soy S&M material, lo cual tampoco significa que me encante lo tradicional o la rutina. Creo que el sexo no debe sufrirse, suficiente con lo que por default nos preocupa como para agregar otra angustia, además de los moretones y marcas. Así que si tienes curiosidad, adelante, lo único que te recomiendo es que por tu seguridad vayas “piano, piano” y con alguien de confianza. Ah, y sin expectativas o muy bajas, por favor. La decepción para mí fue sin duda que la realidad no superara a la ficción; no hubo red room de lujo, ni situaciones candentes o excitantes, mucho menos romance involucrado o viaje en helicóptero. Me quedo mil veces con la versión light de Fifty Shades… y la canción de Britney y Rihanna. https://giphy.com/gifs/britney-spears-5s9yP3BslrdNS

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