Conoce la experiencia anónima de una chica que perdió su ‘dream job’, para que a ti no te pase...
A mi corta edad de 26 años, conseguí lo que pensé que era el trabajo que siempre había querido. Me salí de mi casa por primera vez para trabajar en una compañía que significaba el mundo para mi, en una nueva ciudad.
Un año después me despidieron, y aquí están algunas de las cosas que aprendí en el camino.
1. El talento está sobrevalorado.
Mi trabajo de ensueño era eso por la gente tan maravillosa que había trabajado ahí. Ellos habían conseguido todo lo que yo deseaba hacer.
Yo solía ver a la gente hacer cosas que yo no podía, y lo atribuía a su inteligencia superior, pero la habilidad es un atributo muy curioso. Entre más tiempo pasaba con este tipo de gente, más cuenta me daba que el talento innato es un pequeño porcentaje de la habilidad de cada persona.
La habilidad se gana haciendo cosas que la demás gente ve como imposible, echándole todas las ganas al hacer cosas que se encuentran al límite de tu nivel actual de habilidad.
2. Renunciar antes de que renuncies es un ?big deal?.
No culpo a mi jefe por despedirme. De hecho, me siento terrible de cobrar por la mitad del trabajo por el que me contrataron.
Cuando veo atrás, me doy cuenta que esperaba que alguien más viera que yo no estaba dando el 100% para que me ayudaran a contribuir más.
Pero descifrar cómo agregar valor a una compañía es únicamente tu trabajo y no de los demás.
3. Que te despidan no es un gran, gran problema.
Es horrible cuando no puedes anticiparlo para guardar dinero y conseguir otro trabajo, pero recuerda que lo que no mata, te hace más fuerte.
4. Después me di cuenta que fue lo mejor.
Después de llorar un rato, me tuve que preparar mentalmente para lo que viniera en un futuro. Y es cuando te puedes dar una retroalimentación real a ti misma.
5. Sí existe una fórmula para el éxito.
Pero no está garantizada. Es simple pero no sencilla. Experimenta, mide y evalúa:
- Experimenta: Escoge un problema y trata de resolverlo, asegúrate de que el problema sea medible en intervalos.
- Mide: Analiza tus resultados y examínalos.
- Evalúa: No sólo los datos cuantitativos, pero más importante, los cualitativos. Pregunta a tus co-workers si resolviste bien el problema y pregunta cómo lo resolverían ellos.
6. El riesgo es necesario para obtener recompensas.
Nada que valga la pena, es fácil.
Mucha gente pasa toda su vida decidiendo qué problema resolver primero, pero existe un truco: obtendrás mayores resultados y mayor conocimiento si escoges los problemas más difíciles.
7. Los errores pasan.
Cada vez que cometía un error en el trabajo, moría de pánico y ansiedad, también sentía que no merecía estar ahí.
Ahora veo que mis errores son únicamente experimentos para aprender.
