Un recorrido de tres décadas por tus partes privadas, ¡conócelas!
20?s
Encogimiento normal
Ya pasó la pubertad (afortunadamente), y tus órganos ya llegaron a su tamaño de edad adulta. Eso exceptuando a los labios mayores, los ?labios? externos que abrazan el resto de tus partes privadas. Que no te sorprenda ver que se adelgazan. Conforme envejeces, la grasa subcutánea, incluyendo la de tus genitales, decrece.
30?s
El gran estiramiento.
El útero crece hasta llegar al tamaño de una sandía durante el embarazo luego se encoge a las seis semanas después de dar a luz. Más o menos el 32% de las mujeres da a luz hoy con cesárea, y con ello evitan que su vagina experimente un estiramiento similar (aunque las cicatrices de la cirugía pueden doler o causar picazón por años).
Sombras oscuras
Los cambios hormonales que se presentan con el embarazo o el envejecimiento pueden hacer que tus labios menores, los labios ?internos? que rodean el clítoris y la apertura vaginal, se oscurezcan. Entonces, relájate si la próxima vez que te revises parece como si tuvieras ojeras ahí abajo.
40?s
Pocas reservas
Aunque el abasto de óvulos disminuye rápidamente a partir de que una mujer llega a los 40, aún ovula y (ni modo) tiene menstruación. Sin embargo, los ciclos son un poco más cortos y suelen desaparecer hacia los 51 años: menopausia. Asimismo, tu cuerpo deja de ser fértil cinco a 10 años antes de que ocurra eso.
El apretón
Tus órganos reproductores tienen como soporte un montón de tendones, tejidos y músculos. Al subir de peso, envejecer y hacer entrenamientos de alto impacto por años se puede aflojar el piso pélvico, comprimiendo los órganos y provocando goteo de vejiga o sensación de ?pesadez? ahí abajo. Tu solución: kegels... muchos.
La vida desértica
Los niveles bajos de estrógeno afectan el equilibrio entre acidez y alcalinidad de la vagina, y eso puede provocar inflamación, además de adelgazamiento y resequedad en la pared vaginal, lo cual puede provocar comezón, quemazón y enrojecimiento. La buena noticia: tener sexo con regularidad puede evitar esta atrofia (¡no te detengas!).
