Melodrama Queen: Tu agenda de septiembre

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¿Quién no ha caminado por la ciudad y ha experimentado mil emociones y sensaciones, protagonizando un #RoadTrip muy cercano?

Por: Manu Nna [caption id="attachment_79721" align="alignleft” width="349"]

Es la Regina George
 del #StandUp. Ama 
la cochinita pibil, el mezcal y bailar cumbia.[/caption]

Después de una decepción amorosa (como suele pasarme cada 15 días), lo último que honestamente quiero es salir y socializar con alguien. Lejos de darme cuenta de cómo me trataba el último chico al que conocí, recordaba que me encantaban sus ojos y la manera en la que sonreía, sus besos y su forma de llevarme a la cama; la relación fue corta, una temporada muy breve, pero también intensa, llena de un frenesí por besarlo tan abrumador que no me dejaba ver más allá de la sola idea de tenerlo a mi lado... la miel se derramaba en nuestras miradas. ¿Era él todo lo que estaba buscando? ¿Por fin tendría esa paz que necesito? ¿Sería quien todos los días despierte pensando en mí, como me pasa con él?

DATE CUENTA. Escucharlo es decirle ¡NO! al machismo.

Todas esas preguntas flotaban en mi mente cuando me dispuse a viajar a su ciudad de residencia (Puebla) para entender estas dudas, y las res- puestas sí me fueron dadas de su boca... y sí, amigos, le creí. ¿Es él?, le preguntaba al Universo. Por fortuna, no. Después de repasar y repasar en qué fallé, cuando me dejó en visto más de una semana y no me contestaba las llamadas porque me dejaba plantado luego de acordar vernos, las respuestas empezaron a llegar: fallé conmigo, me fallé a mí mismo, le fallé a mi ideal y a mis principios, tengo que reconocer que me enculé, pero un día miré mi WhatsApp y ahí fue cuando me cayó el “amiga, date cuenta” de Sailorfag.

LÉELO. Entre sus frases está: “Solo pinches hazlo”.

Como a cuentagotas me iban llegando cada una de sus frases “No busco nada serio“, “Me da miedo el compromiso”, “Me quedé sin batería”–, hasta que me dije: “Amiga, date cuenta que ese vato vale ve&$@”, y cuando revisé los mensajes vi que solo yo le mandaba emojis de amor y besos, y él contestaba con monosílabos, dándome cuenta de la venda que tenía en mis ojos, ofreciéndole (como en departamento de salchichonería) una rebanada de jamón llena de amor y abrazos y besos a todos los hombres que llegan a mi vida.

La canción me empodera, los ritmos cambian y el sol me da en la cara, pues es el Universo, el que sabe exactamente qué necesitas y qué no, quien te ayuda a que lo entiendas, cuando saco una tarjeta que, por un lado, lleva el título Abrazo a mi ser, y por el otro, tiene una reflexión de abrazarse a uno mismo, y al hacerme entender que soy un ser de luz, único e irrepetible, encuentro un poco de paz. También quiero recurrir al libro de frases Las cosas pasan por algo, o no que escribió un chico de Monterrey en sus ratos de lucidez y razón en medio de alguna crisis: son algunas de las respuestas que me ayudan a saber qué estoy buscando; es de esos libros que abres y una frase te sale, esa frase que necesitabas saber, que te hace entender TODO en cuatro palabras; abro el ejemplar y una frase que leo me cae como relámpago: “Si ya se iba no dejes la puerta abierta, podría entrar un ratero, o aún peor, regresar”. Me voy a dedicar a quererme más y más, a abrazarme y a saber que poco a poco vamos a ir sanando todo eso. Conseguí libros de autoayuda millenial, así me gusta decirle, y hay uno que me fascinó y me ayudó lentamente a reflexionar lo que acababa de sobrevivir: Uno siempre cambia al amor de su vida (por otro amor o por otra vida), de Amalia Andrade, quien desde un característico humor negro nos hace salir del bache en el que andamos.

DESCUBRE. Toda la reflexión irónica sobre la realidad.

Es hora de comer porque ya oí a mis tripas rugir después de caminar y caminar pensando en todo esto; estoy en la colonia Juárez de la Ciudad de México y me dispongo a comer en Benny Baguettes, un local de años de tradición ubicado entre las calles de Londres y Nápoles. Nunca ha sido un lugar lujoso, solo es un sitio en la calle, pero tiene una sazón perfecta. Pido una deliciosa baguette de cochinita pibil con todos los ingredientes: frijol, aguacate y cebolla morada, bien doradita, con un poco de habanero y limón; le doy la primera mordida y detrás de los lentes oscuros que llevo cierro mis ojos y me cuestiono en qué momento Francia y Mérida se unen en mi paladar. Pido un agua de fresa con piña del local de al lado,todo me sabe a gloria después de un arduo día de trabajo en mis emociones. Ya es septiembre y miro a mi alrededor los adornos de las fiestas patrias, este mes se va a poner buena la comedera, ahora sí quiero ir a probar el mejor chile en nogada de la ciudad, y anoto este plan en mi lista de pendientes.

#COLORS. México es blanco, verde y rojo. ¿A poco no?

Después de comer, caminando por el barrio, me topo con la cartelera del Foro 37, van a reestrenar La historia del elefante, bajo la pluma de uno de mis dramaturgos favoritos, Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM), autor de obras llenas de sarcasmo y humor negro, ¡es lo que necesito!, reírme en paz un buen rato...

VE AL TEATRO. Serás más feliz apoyando al talento nacional.

La obra es una divertida reflexión acerca del sistema burocrático y la corrupción que se puede vivir en el país, repleta de humor y buenas actuaciones que te dejan un buen sabor de boca de tanta carcajada. Salgo del teatro y ya es de noche, tomo el Metrobús y voy a casa, quiero prepararme un “té de amor”, así le digo a una infusión preparada con canela, anís, jengibre y miel; quiero tomarla, leer un poco y, desde el merecimiento, darme cuenta de lo que sí requiero en la vida y de las personas que no necesito ni un poco. Lo que realmente deseo es comer mucha cochinita pibil, cantar cumbias y enterarme de que merezco todo el amor del Universo, aunque la corrupción exista más allá de la ficción, que también compone nuestros días.

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