Discute sin perder la cabeza

Discute sin perder la cabeza

¿Eres de las que no se controla al hablar? ¡Cambia el chip y actúa de forma diferente!

Ser empática te ayudará a evitar la ira


Cuando percibas que el otro irradia cólera o frustración, lo mejor es hacerle notar que eres consciente de ello y evitar responder a su ira con la tuya. Debes permitir que la otra persona sepa que tú entiendes lo que siente, para que así pueda ver también tus emociones. No olvides “ponerte en los zapatos de los demás.”


Piensa antes de hablar y actuar


A veces decimos y hacemos cosas de las que nos arrepentimos poco después. Caemos en ese círculo vicioso de “yo grito + tú gritas = caos y viceversa”. Para evitarlo, tómate el tiempo necesario antes de contestar y reaccionar. Trata de utilizar los modos, el lenguaje y los gestos adecuados. La clave está en permitir que tus emociones se tranquilicen y así no acabarás lamentando tu forma de responder.


La combinación sinceridad y tacto:


Si tu actitud ante la vida es ir con la verdad por delante, seguramente ya te habrás dado cuenta de que no todo el mundo está preparado para escucharla. Acuérdate que no todos estarán dispuestos a superar su ego y se cerrarán completamente ante la posibilidad de que la otra persona pueda tener la razón. En estos casos, la verdad cae en saco roto o, lo peor, el otro la recibe como un arma arrojadiza. Sé sincera: ¡pero sin pasarte!


Cómo convertir las discusiones en diálogos

1. Se agradable al principio, durante y al final de la discusión.

2. Escucha lo qué dices, cómo lo dices y el tono de voz que empleas al decirlo.

3. Valora antes de criticar y trata de dejar hablar al otro. Trata de no culpar a la otra parte, mejor busca una solución pero sin reproches. No lo olvides: no hay nada mejor que ¡aceptar si nos equivocamos!

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