Sexo: Por qué no te gusta el “doggy style” (y las alternativas para hacerlo)

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¿El estilo de perrito no es de tus posiciones sexuales favoritas? No te sientas rara, muchas chicas piensan lo mismo que tú y no les gusta hacerlo cuando tienen relaciones sexuales. “Es normal que no quieras probarlo, porque es una posición fuerte, que en la imaginación común a menudo se asocia con una forma vulgar de tener relaciones sexuales, en la que el hombre domina la escena y el poder del acto, mientras que la mujer recibe pasivamente”, explica Maria Claudia Biscione, sexóloga y psicoterapeuta. Es una posición que sede, por lo tanto, asustarte. También es una posición que exige un poco de vulnerabilidad anal y por lo tanto es más aterradora y hace que uno se sienta demasiado expuesto.

“Por lo general, está posición está vinculada a la pérdida de control, a la idea de ser sumisos, a la posición física que obviamente hace que las personas resientan más abiertas y a merced del otro porque son menos capaces de contener la fuerza del empuje y por lo tanto, son más frágiles y vulnerables. Tanto psicológicamente como físicamente”, dice la experta.

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Las incomodidades y las molestias que te detienen

“Mientras tanto, es una posición en la que el cuerpo es claramente visible para el otro, y por lo tanto, hay más miedo de ser juzgado por los defectos físico. Además, en esta posición, hay una mayor apertura de la vagina, con el movimiento de la penetración puede salir aire más fácilmente y podría crear “ruidos” no deseados y vergonzosos. Es, por lo tanto, ciertamente una posición que puede hacer que uno no se sienta cómodo, con la consecuencia de que te pongas rígida y estés creando una tensión muscular en lugar de relajación, lo cual es fundamental para disfrutar el acto”.

Los miedos emocionales que disparan

“Están vinculados sobre todo al juicio y al prejuicio. Tratan con el temor de no ser considerado suficiente, o, mejor, “respetable”, y con el temor de que la falta de contacto visual represente una especie de “no me miras porque realmente no me quieres”. La distancia física dada por la posición para la cual no hay abrazos, besos, sino más bien un “control” en la pelvis, recuerda incluso a una distancia emocional en la que es más fácil caer en la idea enfermiza de sentirse explotado y usado solo por placer. Además, debo mencionar que en esta posición uno siente más durante la penetración, por lo que la falta de relajación se puede traducir fácilmente el placer en dolor e incomodidad”.

El tipo de placer erótico que puedes experimentar

“Ciertamente esta posición da un placer muy intenso dado por la penetración profunda. Además, es una posición que puede favorecer la estimulación del punto G. En esta posición, también es más fácil para la pareja estimular el clítoris simultáneamente, a fin de brindarte un placer más intenso y hacer que sea más probable que se alcance un orgasmo. Además, esta posición, contrariamente a lo que se dijo anteriormente, puede ser muy deseable para muchas mujeres, porque precisamente debido a la idea de dominación que alimenta la emoción”.

¿Y si él te pide que lo pruebes?

“Si hay resistencia o temores, es mejor hablar con él abiertamente para llegar lentamente, tal vez a partir de posiciones alternativas que sean más suaves y más aceptables emocionalmente. Trata de relajarte con un masaje previo con aceites esenciales en la parte posterior de los glúteos y los muslos para liberar la tensión gradualmente… Además, esta posición permite que puedas jugar con las manos, la boca, etc, con la parte perianal llena de terminaciones nerviosas”.

Las variantes que puedes ver si te gustan

“Si tienes dudas, hay posiciones similares que pueden ser una alternativa válida a la clásica. Si lo que temes es una penetración demasiado profunda e incontrolada, arquear la espalda evitará que entre demasiado. Seguramente puedes reemplazar la posición de rodillas si te pones de pie, esto hará que te sientas más cómoda, especialmente si te apoyas contra una mesa, escritorio o pared. Otra variación puede ser acostarte boca abajo sobre el estómago, tal vez colocar una almohada debajo de la barriga para levantar la pelvis. Frotarse contra el colchón también estimulará el clítoris para un placer más intenso. Además, si deseas tomar el control, intenta apretar las piernas para hacer la penetración tan apretada como desees”.

Este artículo fue originalmente publicado en Cosmopolitan Italia

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