Conoces a un chico diferente. Tiene el cabello hasta la cintura, las uñas pintadas de negro y se la pasa escuchando metal todo el día. A ti, en cambio, te encanta el pop y te vistes a la última moda. Puede parecer que son personas de dos mundos totalmente diferentes, pero dicen que los polos opuestos se atraen, ¿será que en verdad funcionan así las parejas?
La idea de que los contrarios se gustan es popular en nuestra concepción del amor romántico, y aunque no lo creas, configura la manera en la que nos relacionamos, así como nuestras expectativas de lo que buscamos. Por eso vale la pena preguntarnos si se trata de un mito o una realidad.
Para Rocío Cardosa, project manager de AdoptaUnChico, esta duda hace que nos fijemos en detalles que no son tan relevantes: “En el amor no se puede generalizar. Ir con una idea preconcebida sobre los otros sólo ocasiona que carguemos con prejuicios y expectativas que nos pueden afectar al momento de acercarnos. Lo más recomendable es ir con la mente abierta para escuchar a las personas, así podremos decidir si son afines a nosotros”.
De acuerdo con la experta, cada cabeza es un mundo, por lo que cada caso es particular, pero los valores, perspectivas e intereses son fundamentales en la constitución de nuestra personalidad, a partir de la cual nos desenvolvemos. Por eso no es una sorpresa que decidamos relacionarnos con aquellos que respetan nuestra forma de ser y con los que encontramos ciertos puntos de vista en común.
¿Qué dice la ciencia sobre los polos opuestos?
A pesar de que es considerado casi un mandamiento, el concepto de los contrarios es cuestionado por la ciencia. Según un estudio de la Universidad de Kansas publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, las personas se sienten casi exclusivamente atraídas por aquellas que tienen la misma perspectiva de las cosas y valores semejantes. De acuerdo a esta investigación, las diferencias muy radicales en cómo percibe la vida una pareja pueden provocar que se rompa la armonía y que la relación no dure mucho tiempo.
“La situación no se reduce a buscar a alguien con nuestros gustos musicales o que adore la pizza. Son las características más profundas lo que nos puede acercar o alejar de alguien: nuestros sueños, creencias, actitudes, esperanzas, el sentido de la vida, cómo tratamos a los demás, cómo nos tratamos a nosotros mismos, etc. Estas cosas son las que nos hacen únicos, por lo que debemos buscar ser genuinos en este sentido. Puedes encontrar algo interesante en cada persona, aunque también es válido aceptar que no tienen nada en común y que no funcionará”, recalca Cardosa.
Al final lo más importante es ser fieles a nosotros mismos. No importa si nuestro date resulta un polo opuesto o no, la clave está en identificar puntos de conexión que permitan que la relación fluya, o aceptar cuando hay diferencias que los alejan y decidir tomar los dos otro camino. ¿Qué piensas sobre esta teoría?
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