¿Eres la novia relajada? Tu nueva pareja es increíble excepto por una cosa: sus mensajes siempre tienen un retraso de tres horas, lo que te hace entrar en un espiral de incertidumbre cada vez que envías un chiste o un meme no recibe una reacción inmediata.
Te molesta, pero no vas a arruinar la siguiente cita por mencionarlo. Y tienes miedo que tu sensibilidad podría sabotear la maravillosa química que tienen. Danger!
Casi todas las mujeres hemos minimizado nuestros sentimientos en algún punto de la relación. Es el movimiento inconsciente de reducir cualquiera de tus emociones para tener tranquilidad con tu pareja o por el miedo de no verte como una novia tranquila y relajada.
Aunque negarse a ser muy “problemática” puede ser algo “aspiracional”, resulta ser todo lo contrario.
¿Por qué lo hacemos?
Es una tendencia que comienza desde una edad muy temprana, dice Elizabeth Dorrance Hall, PhD, una profesora de comunicación de la Universidad Estatal de Michigan.
“Hay expectativas de género para las mujeres donde deben priorizar a los demás si quieren asegurar la armonía de sus relaciones”, explica Hall. Esto puede ser reforzado por dinámicas familiares o por lo que ves en la pantalla (en A Star Is Born, Ally rara vez le dice a Jack lo que le molesta. ¡Gran error!).
Una vez que lo aprendes, tu comportamiento puede ser difícil de reconocer. Incluso si crees que estás siendo honesta con tu pareja, seguro hay pequeños silencios que guardas sin darte cuenta, lo cual causa resentimiento, según Hall.
Un día explotas y lo que no dijiste sale a la luz. Algo tan simple como un: “No me gustó que te tardaras 20 minutos en responder” puede convertirse en: “Odié esperar medio día a que respondieras mi mensaje”.
Es mejor detectarlo antes de que explote. El paso inicial, de acuerdo con la experta, es
estar alerta de este comportamiento y reconocerlo cuando se active el instinto
de querer embotellarlo.
No evites los problemas de la relación.
Hablar de cómo te sientes no significa que no eres humana. Y esperar que tu pareja lea tu mente no funciona. “Si lo haces adecuadamente, el conflicto puede indicar la necesidad de un cambio”, dice Hall. Y suena lógico.
No tienes que atender cada emoción al instante, pero sí menciónalo cuando el momento surja. Si desencadena una pelea, dense tiempo para solucionarlo. Te sentirás escuchada y el resentimiento no se acumulará. Y seamos honestas: sabe que tus mensajes son muy graciosos.
Por: Julia Pugachevsky
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