Por qué debes de dejar de compararte con otras parejas

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¿Alguna vez has querido aniquilar con tu cuchillo de sushi a una de esas parejas que ves en Instagram, locamente enamorada, cenando en un restaurante de moda? ¿Te sientes una fracasada cuando estás en pijama, tirada en el sofá viendo series, y te llega por las redes una foto de tu mejor amiga con un look afterbeach contemplando un atardecer en Bali mientras su novio campeón de surf la abraza? ¿Por qué tu prima Sara se pasa el día con su novio en inauguraciones y conciertos, y tú no sales del bar de tu barrio? ¿Cómo es que las casas de los demás son divinas y la de ustedes aún tiene en la sala las cajas de la mudanza? Si te sientes identificada, no te preocupes. Ni tu chico es tan gris ni los demás son tan supercool. Y aunque así fuera, ¿no has pensado que los días nublados también pueden ser maravillosos? Si sufres una contractura cervical por mirar a los otros más que a ti misma es hora de estudiar la situación y, si hace falta, buscar soluciones.

ALGO NATURAL

Fijarse en los demás es humano, todos lo hacemos de manera casi automática y puede ser productivo e inspirador. Esta es la teoría. Sin embargo, en la práctica las comparaciones pueden resultar odiosas, y más desde que las redes sociales han llegado a nuestras vidas, no ya para quedarse, sino casi para suplantar la realidad. Date cuenta de que solo muestran la mejor cara de los otros, la que lógicamente se enseña más. ¿Tú subirías un story teniendo la pelea del siglo en la avenida Reforma con tu pareja? ¿No? Los demás tampoco.

EMOCIONES NEGATIVAS

Querer copiar esas fotos de vidas perfectas (aunque inexistentes) solo te llevará a sentirte frustrada, desilusionada y no te dejará avanzar. Paula Rueda, psicóloga de la app Mediquo, asegura que estar continuamente atenta a lo que hacen otros te puede perjudicar en muchos aspectos: “Mientras miramos a los demás no nos miramos a nosotros mismos, a nuestra relación, ignoramos cómo somos, qué hacemos, si estamos bien o mal, si somos realmente felices... También es un posible generador de inseguridad e impotencia. Podemos imitarlos e intentar parecernos a ellos, pero somos parejas diferentes, nunca seremos iguales. Perseguir ideales imposibles nos vuelve inflexibles y muy exigentes, tanto con nosotros mismos como con nuestra pareja, lo que nos puede llevar a una situación de malos rollos por cuestiones externas que nada tienen que ver”. Atención...

SOS: PROBLEMAS

Envidiar a los que te rodean de una forma obsesiva, a ve- ces es una señal de que algo no funciona y que quizás haya alguna carencia y ten- gas que poner el foco en ella. Según María Velasco, psicóloga especialista en temas de pareja, “se puede deber a que nuestro día a día ya no nos satisface o a que estamos pasando por un mal momento personal. Cuando uno no es tan feliz como había soñado, debe plantearse con valor y sinceridad qué está pasando y hacerlo a todos los niveles. Tanto si es algo propio, como si tiene que ver con tu pareja, hay que entenderlo y corregirlo. Si no es posible, pues hay que pensar en una separación. Merecemos ser felices. Y no en las redes sociales, sino en la vida real”. Poner fin a este círculo vicioso es fácil. Sigue estos consejos:

PIENSA EN POSITIVO

Apunta las cualidades de tu pareja en una lista. Recuerda qué te enamoró de él (y no de otro) y por qué lo has elegido para compartir ahora tu vida. Seguro que te aporta muchas cosas que ni siquiera te has parado a pensar porque las das por hechas.

VALORA LO QUE TIENES

De acuerdo, a tu hermana su marido le acaba de regalar, sin ningún motivo, un maravilloso fin de semana en Lisboa, ¿pero acaso tu amor no ha tenido detalles llenos de ternura y romance que incluso superan en sentimiento cualquier viaje? Cada pareja es distinta, un mundo. Y por cierto, ¿has pensado que seguro tú también despiertas envidias en otra parejas?

NO LE ECHES CULPAS

Si al hablar con él utilizas frases del tipo “¿por qué no somos nosotros tan cariñosos como Anita y Ángel?” o “si yo tuviese a alguien como Mario me iría mucho mejor”, no solo muestras un sentimiento grande de inferioridad, sino que estás cargando la responsabilidad de tu malestar exclusivamente en él. Y eso es cosa de dos. Trata de ser objetiva y ver cuáles son tus fallos. Y, por su- puesto, una vez detectados, toma medidas para enmendarlos y pídele a él que haga lo mismo. Si lo logra, premia su buen comportamiento con mensajes gratificantes como “me encanta este detalle tan bonito que has tenido”.

ACÉPTALO COMO ES

La perfección no existe: ninguna encontramos a alguien que tenga todo (¡todo!) lo que nos atrae de un hombre. Por eso no es bueno construir un prototipo sin fallos porque, entre otras cosas, es imposible, y si fuera factible querríamos otra cosa. Lo mejor es aprender a amar sus pequeñas imperfecciones, como él seguramente hace contigo. Quejarte e intentar que sea quien no es, acabará por destruir su autoestima. Pensará –con lógica– que si estás obsesionada con que se parezca a otros, realmente no le quieres (y tendrá razón), y creerá que por mucho que haga, nunca estará a la altura de tus expectativas. No puedes transformarle, pero si tú te comportas de otra manera, tal vez desencadenes los cambios que deseas en él. Las relaciones son como una partida de ajedrez: si tú mueves la ficha, seguramente él la moverá también.

TOMAR LAS RIENDAS

Cada uno es responsable de su felicidad. Si tienes envidia de otras parejas o te parecen más felices y enamoradas, alégrate por ellas en lugar de sentir celos y empieza a trabajar para mejorar tu relación. Las transformaciones y las mejoras nunca vienen solas. Tú eres la única que las puede trabajar de verdad hasta generarlas.

MUÉSTRATE OPEN-MINDED

“Conocer los intereses del otro, sus preferencias y expectativas te ayudará a comprenderle y a avanzar en el tándem que formas con él. No es necesario que tengan gustos idénticos o que hagan lo mismo, pero lograr una actitud flexible te llevará a realizar actividades enriquecedoras que si estuvieses sola ni siquiera conocerías y que, gracias a él, puedes descubrir”, afirma la psicóloga Paula Rueda. Además, hay que pensar que a cada pareja le van bien cosas diferentes: “Que a unas personas les funcione una fórmula no significa nada y no puede transferirse a otros. Por tanto, la mirada se tiene que redirigir hacia adentro. Eso sí, a veces observar a los demás puede ayudarnos a ver lo distintos que somos a ellos”, concluye la experta. La lección es pensar siempre en esa condición única que tenemos como pareja e individualidades.

NO TE LO CREAS TODO

Los perfectos también tienen su lado oscuro. Nadie sabe lo que realmente ocurre en casa del vecino, salvo los que viven en ella. Una vez que esas personas cierran sus puertas y se desconectan de las redes, la realidad se impone y esta puede no tener nada que ver con lo que muestran en Facebook o Instagram. La gente que imaginamos con una existencia idílica puede ser en absoluto desgraciada, ¡y viceversa! Esos a los que criticamos quizá sean los más dichosos del mundo. Las comparaciones son ridículas y más si ignoras todo de los demás. Ni siquiera tus familiares o conocidos más cercanos te contarán lo malo que les sucede con sus parejas, sino una versión descafeinada. Todos queremos dar la mejor cara de nosotros mismos, es normal, pero no debemos confundirnos.

SINCÉRATE CON TUS AMIGOS

Si piensas que tu situación es peor que la de tus amigos, habla con ellos y pregúntales si alguna vez han tenido las mismas sensaciones que tú. Te sorprenderá descubrir (y te aliviará bastante), que la mayoría ha tenido altibajos y hasta crisis. Si ha sido así, cuéntales tus metas y pídeles consejo para conseguirlas.

VUELTA A LA TORTILLA

Grábate en la cabeza (como si fuese un mandamiento) esta máxima: en lugar de suspirar por las relaciones ajenas, inspírate en ellas. O lo que es lo mismo: si no puedes con el enemigo, únete a él. Un primer paso es proponerle a tu pareja hacer juntos alguna de las cosas que has visto en otros y que envidias. ¿Qué tal si empiezan por desembalar las cajas de la mudanza? Van a tener la casa más cool, ya verás.

- ASUNTOS INTERNOS -

¿También crees que eres la única mujer en el mundo que no ha tenido una orgía? ¿La única que no prueba posturas nuevas cada noche? Sí, el sexo es otra de las fuentes inagotables de comparación. Para no sentirte frustrada, sigue estos tips. ¿Tú estás bien? “El mejor (y único) indicador para valorar una vida sexual es el bienestar subjetivo de cada persona. Si estás a gusto, da igual lo que la sociedad o tus amigas opinen”, explica la sexóloga Ana Lombardía. Pasa de la moda Tu compañera de trabajo dice que lo hace todos los días; tu mejor amiga ha estado en un local swinger... ¿Alguna vez alguien te ha comentado sus miserias sexuales? No dejes que te apabullen con historias absurdas o insólitas. Sé realista Hay experiencias que quizá te den envidia, pero que en el fondo no van contigo y jamás llevarías a la práctica. ¿O te ves haciendo el puente en la cama por mucho que una chica de yoga te diga que lo hace? Atrévete a copiar Para no sentirte inferior no hace falta que evites el tema, escucha las historias sexuales de los otros y cópialas cuando te resulten excitantes.
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